1.  Introducción

Desde hace mucho tiempo es conocido por la humanidad que nuestro universo ha existido más tiempo que nuestra especie, de igual forma, nuestro planeta es mas viejo que la humanidad, se estima que nuestra historia como “humanos” comienza aproximadamente hace 200,000 años, mientras que el planeta tierra lleva existiendo alrededor de 4,543 miles de millones de años, significa que, hasta la fecha, hemos vivido aproximadamente .0044% del tiempo que ha vivido la tierra. El conocimiento de nuestra efimeridad en este planeta nos persigue desde la antigüedad, y esto ha traído un sentimiento de insignificancia cósmica a muchas personas a través de toda nuestra historia. 

Según Nicol, el hecho de que el hombre sea temporal implica una infinitud de posibilidades para vivir su vida, en lugar de conducir su finitud a la angustia por saberse mortal, la temporalidad del ser humano le brinda una infinidad de posibilidades para actuar y vivir plenamente. esto es lo que nombra “vocación vital”. 

Una de las afirmaciones que nos deja Eduardo Nicol en su libro “La vocación humana”, y la que me ha generado varios momentos de reflexión fue cuando define a la “vocación”, dónde la entiende como una actividad en la cual las personas van produciendo su propio ser a lo largo de su vida. Esto pertenece a un proceso en el cual nos vamos “completando” como personas. 

Una de las conclusiones principales con las cuales me quedé del pensamiento de Nicol, es cómo no defiende el “estar totalmente completo” o la existencia de una completud absoluta y total (como alguna teleología en el “ser yo mismo”), más bien, su idea defiende que “completarse” es un proceso que no puede acabar ya que no existe tal cosa como un grado máximo de completud. 

Para este escrito voy a buscar dar una posible definición de a qué nos referimos cuando hablamos de “estar completos”, pero dada la alta cantidad de compromisos epistémicos que presenta, es prudente mencionarlos y usarlos para problematizar la definición de “estar completos”. Todo esto con el fin de analizar si realmente, es o no problemático adentrarse y defender nuestra capacidad de alcanzar una completud y en qué medida es conveniente hacerlo. 

Para abordar este tema, se usará principalmente como base, el libro de Eduardo Nicol “La Vocación Humana”, haciendo un énfasis en el capítulo del mismo nombre; aparte se usarán algunas citas del ensayo “El mito de Sísifo” escrito por Albert Camus, esto con el fin de poder desarrollar de forma más extensa los puntos que se abordarán durante el escrito. 

Primero es necesario entender a qué nos referimos con “completud”. Nicol nos habla en su libro acerca de una tendencia natural (no estrictamente en el sentido biológico de “natural”) que nos lleva a “seguir siendo”. Esta contemplación la podemos obtener a partir de una constante labor de auto formación y aprendizaje, pues cada vez que decidimos ser de alguna forma, o hacer algo, estamos en un constante cambio; dicho cambio, sea para bien o para mal, es lo que podemos entender cómo “seguir siendo”. 

Un detalle importante, es el hecho de que este llamado a “seguir siendo” no recae únicamente en nuestras decisiones conscientes, sino que es más bien, un acto puramente natural del cual no tenemos un control. Por otra parte, algo que también nos lleva a procurar nuestro ser, es justamente nuestro conocimiento acerca de la existencia de la muerte (y el conocimiento nuestra condición de finitud), por lo cual podemos concluir que, este proceso de completud es un camino sin un fin último, con el fin de preservar nuestra existencia en conocimiento de nuestra inexistencia. Prueba de esto, es cuando Nicol nos dice lo siguiente: 

“El hombre es el ser que no se completa nunca. Su ser consiste justamente en ser incompleto siempre. Para él, completarse es dejar de ser: morirse. Su existencia consiste en irse completando indefinidamente. [...] Puede decirse que la vocación humana es anterior e independiente de las elecciones vitales individuales: está arraigada en la condición misma de lo humano, como lo está la temporalidad. [...] El carácter distintivo de la vida, en tanto que propiamente humana, es el de ser vocacional.”

Cuando hablamos del “ser” en Nicol, podemos afirmar que todo ser vivo y todas las cosas tienen cierto nivel de ser, aunque su forma de ser muchas veces estará únicamente encapsulada en la funcionalidad o objetivo que cumplen en un sistema, por ello, su ser es puramente en cuanto a acto, pues no tienen el potencial de ser algo más aparte de aquello para lo que fueron hechos o que hagan en su sistema. De la misma manera, las personas poseen un estado de ser en cuanto a acto, es esta nuestra condición biológica, somos humanos y es ese un hecho del cual nadie podría anteponerse, por lo cual, es esa humanidad lo que somos en acto. Este acto se ve completado cuando llegamos a nuestra cúspide de crecimiento físico, la madurez corporal, es aquí donde aunque acabe nuestro crecimiento, empieza nuestra verdadera vida humana o nuestra vida vocacional. 

Según Nicol, a pesar de ser seres en acto debido a nuestra condición natural, también somos seres en potencia, pues es nuestra capacidad de completar nuestro ser cada día lo que Nicol refiere cómo una tensión interior entre “ser” y “poder ser”, lo que origina la intencionalidad de la vida y una constante proyección hacia nuestro futuro; es la vida vocacional la cual nos lleva a ser seres en cuanto potencia de nuestro espíritu, entendiendo “espíritu” no como una cuestión mágica, más bien, como nuestra esencia o facultad humana que se aloja más allá de nuestra determinada condición biológica. Dicho con palabras de Nicol: “El hombre es el ser natural en acto que tiene la vida espiritual en potencia.”

II. Desarrollo 

1) El problema 

El propósito principal de mi argumentación tiene como fin poder buscar y proponer nuevas alternativas falsables a la definición de “completud” o de un absoluto, esto sin salirnos de la línea limitante teórica en el cual se aloja la metafísica de Eduardo Nicol. 

Aunque Nicol mismo nos dice que en este proceso de completud no existe un fin último, y que siempre habrán nuevas cosas que vivir, en lo personal me resulta problemático el afirmar que algo puede por una parte ser gradual, pero que por otra parte no tenga un final donde no se interponga nuestra condición finita el mundo. Aquí descarto a la muerte como la forma última de la completud, ya que por cuestiones evidentes, no es posible continuar este proceso vocacional si ya no hay quien para seguir este proceso de “ser”. Por aparte, “forma última” la usaré para referirme a una teleología, o a algo que tiene un objetivo a alcanzar (no como un propósito, sino como una cualidad máxima). 

Por otra parte, me gustaría hacer un énfasis en la diferenciación entre la “forma última” de la completud, y la finitud. Si bien, el conocimiento de nuestra finitud (tanto de forma particular como persona, tanto la general como especie) y de la inexistencia de una absoluta completud, es aquello que nos permite llevar nuestra vida vocacional de forma plena, se va a explorar las posibilidades de absolutos dentro del periodo donde, de forma particular seguimos existiendo, en este caso la muerte se vuelve una forma de acabar el proceso de completud personal, ya que una vez muerto, se rompe este ciclo de constante crecimiento y aprendizaje al cual nombramos cómo “la vida vocacional”, es por ello que, a partir de ahora, ya no hablaré más de la finitud como un obstáculo para la completud, pues realmente este sería nuestro primer tope para poder alcanzarla, esto debido a que, cuando estamos en este proceso vocacional, donde vamos obteniendo nuevas experiencias y vivencias, de forma natural necesaria, nuestra condición limitada concluirá con este proceso. 

2) El compromiso epistémico 

Empecemos definiendo qué es un "compromiso epistémico". Se refiere a la idea de que toda proposición se enfrenta a una serie de problemáticas y supuestos que debe de poder justificar, entre más posibles problemáticas y supuestos se enfrente, mayor es su compromiso epistémico; el hecho de que algo tenga muchos compromisos epistémicos no implica necesariamente que sea una opción equivoca o invalida, únicamente implica que hay mayor cantidad de cosas que debe de poder sustentar; por otra parte, existen proposiciones con compromisos epistémicos irresolubles, o que nos llevan a pensamientos circulares que no nos permiten concluir nada, por lo cual, se entienden como inválidos. 

Si partimos del supuesto de que existe tal cosa como una completud absoluta, lo más propio será explicar y justificar cómo es posible lograr dicha completud, es por ello que en esta sección me centraré en buscar posibles modos de definir una completud y cuáles serán algunas de sus posibles implicaciones. Para esto, he derivado tres posibles modos de completud a los cuales podemos hacer referencia, el primero será la completud en cuanto a experiencias, el segundo es la completud en cuanto a conocimiento, y el tercero es la completud en cuanto a moral. 

2.1. La primera forma de completud, la relativa a la experiencia, podría explicarse como un punto de la vida en la cual se ha vivido la suficiente cantidad de eventos y situaciones que te lleven a poder reaccionar y actuar ante cada cosa que ocurra y saber que clase de situaciones nos llevan a otras. Esto sin duda podría resultar de gran ayuda al momento de enfrentar nuevas situaciones, pues la experiencia es muchas veces lo que nos ayuda a enfrentar distintas situaciones de la vida. 

La primera implicación que podemos encontrar en esta supuesta forma de completud, es respecto a haberse llenado de todas las experiencias posibles, ya que esto implicaría en no tener nada nuevo que vivir, ya no podría llenarse de nueva experiencias, lo que nos llevaría a tener una nula o inexistente capacidad de sorprendernos acerca de las cosas que nos rodean. Viéndolo desde otro otro ángulo, parte de las cosas que ayudan a poder experimentar la vida y vivirla plenamente, son los momentos de apreciación hacia lo desconocido, alguien que no desconoce nada, simplemente es alguien que se volverá frío, se aburrirá y no tendrá nada nuevo por que vivir. 

Esta problemática podemos relacionarla con la idea de que “solo los obstáculos le dan sentido a los propósitos”, ya que esta sugiere que los desafíos y dificultades (experiencia) que encontramos en nuestra vida son los que dan significado y valor a nuestras metas y objetivos, estos desafíos nos empujan más allá de nuestra zona de confort y nos obligan a esforzarnos para perseverar para alcanzar nuestras metas. 

El problema que se presenta en esta alternativa, es el cómo podemos justificar o argumentar la capacidad de una persona para haber vivido la suficiente cantidad de cosas que le hayan llevado a completar su ser, pues decir que has vivido todo tipo de cosas, o la cantidad suficiente de eventos clave que te hayan llevado a tener todas las posibles experiencias en la vida es problemático en la medida de que tendríamos que poder general 

las condiciones adecuadas para que una persona genere todas las posibles combinaciones de experiencias en un lapso limitado de tiempo, aparte de ser algo imposible, parte de lo que nos completa en la experiencia es la repetición, esto a causa de la equivocación que nos lleva a repetir las mismas cosas varias veces. Por otro lado, el desconocimiento de eventos futuros es lo que nos permite actuar de formas particulares y específicas a un contexto, es por ello que no se podría dar en una vida las condiciones que permitan lograr todas las posibles experiencias y repeticiones que lleven a una completud absoluta. 

2.2. La segunda forma de completud, la relativa al conocimiento, podría explicarse como un punto de la vida en el cual se ha alcanzado un máximo conocimiento sobre todas las cosas; descartando sus similitudes con el punto anterior, hablamos de alcanzar un nivel de conocimientos absoluto sobre todas las cosas, probablemente no habría pregunta o fenómeno en el mundo que ignore una persona con este tipo de completud, sin lugar a dudas, podría ser interesante hablar con alguien que lo sabe todo. 

La primera implicación que podemos encontrar en esta supuesta forma de completud, es respecto a haberse llenado de todos los conocimientos posibles, que te lleven a saber todo, pues aquí entran múltiples implicaciones nuevas acerca de nuestra concepción sobre el conocimiento, primeramente tendríamos que delimitar las áreas del conocimiento de las cuales nos referimos, y también referir en qué escala se conoce, esto ya que no podemos incluir en el mismo grupo los conocimientos científicos, tales sean la quimica, biología, matematicas, astronomia, etc; con conocimientos en humanidades y sociales, tales sean la antropología, filosofía, lingüística, sociología, etc; esto sin mencionar los conocimientos en el arte. 

Todo lo anteriormente mencionado lo puedo justifico a partir de que la forma en la que obtenemos conocimientos científicos, filosóficos y artísticos no es igual. En primer lugar, la obtención de conocimientos científicos se basa principalmente en el método científico, que implica la observación, la formulación de preguntas, la recopilación de datos, la realización de experimentos y la formulación de teorías o leyes que expliquen los fenómenos observados, la ciencia busca obtener conocimiento verificable a través de la experimentación y evidencias empíricas; por otro lado, la obtención de conocimientos filosóficos implica una reflexión profunda y crítica sobre cuestiones fundamentales más allá de los datos, la filosofía no se basa exclusivamente en la experimentación empírica, sino que utiliza la razón y el análisis lógico para examinar conceptos abstractos y formular argumentos; finalmente, los conocimientos artísticos vienen contenidos tanto de conocimientos científicos, humanistas, y mecánicos, especialmente los conocimientos mecánicos no son algo que obtienes mediante el estudio de datos ni el cuestionamiento, es un tipo de conocimientos que se sale de la definición estándar de “conocimiento”. 

A parte de lo ya mencionado, la existencia de un sujeto con conocimientos absolutos metería muchos nuevos debates acerca de la definición de conocimiento. ¿Qué es conocimiento?, ¿nuestros métodos para obtener conocimiento son factibles?, ¿hay más tipos de conocimiento que no conocemos? son algunas de las preguntas que podrían derivar de la supuesta existencia de una persona con conocimiento absoluto. 

El problema que se presenta en esta alternativa, es el cómo podemos justificar o argumentar la capacidad de una persona para haber obtenido la suficiente cantidad de conocimientos que le hayan llevado a completar su ser, estaríamos hablando de un sujeto capaz de responder preguntas que probablemente ni siquiera podemos concebir, aparte, aun pensando que pudiéramos insertar todos estos conceptos ya conocidos por la humanidad a una sola persona, hay miles de millones de cosas dentro y fuera de nuestro planeta que todavía no conocemos, por lo cual, hablar de un sujeto de conocimiento absoluto se vuelve mera fantasía. 

2.3. La tercera forma de completud, la relativa a la moral, podría explicarse como un punto de la vida en el cual se ha alcanzado una superioridad ética absoluta, en la cual tienes un juicio puro, universal, y lo suficientemente parcial e imparcial (en paralelo) que te haga capaz de definir y discernir totalmente aquellas cosas que en sí mismas son buenas o malas, esto sin duda podría resultar bastante útil ante situaciones donde se generan dilemas acerca de cómo sería necesario actuar ante una problemática. 

Aunque a primera vista, esto tal vez no suene totalmente imposible, ya que cuando hablamos de un ser moralmente superior, generalmente nos referimos a alguien que exhibe un alto grado de “virtud” y ética en sus acciones y decisiones, es una persona que se adhiere a principios morales sólidos y actúa de acuerdo con ellos de manera consistente. En este sentido, un ser moralmente superior suele mostrar cualidades como la honestidad, la integridad, la empatía, la compasión y el respeto hacia los demás. Además, tiende a seguir un código ético personal y tiene una fuerte conciencia moral que le guía en su comportamiento. 

Sin embargo, esta forma de superioridad moral no es absoluta, ya que este sujeto aunque sea moralmente virtuoso, usa sus códigos personales como referente sobre cómo actuar, por lo cual, estos principios éticos sólidos que sigue, podrían mostrar comportamientos moralmente cuestionables sin necesidad de que este sujeto se percate de ello, y por ello esté sujeto a cometer errores. 

El problema empieza cuando hablamos de morales objetivas y universales, morales que se aplican de forma universal a cualquier contexto, descartando que la moralidad pueda ser un concepto subjetivo y que pueda variar según las culturas, las creencias y constituciones. Cuando hablamos de morales objetivas y universales, nos referimos a morales consideradas como verdades éticas fundamentales que se aplican a todas las personas en todas las circunstancias, y aunque existen normas que parecen ser universales, dichas sean "no matar", "no robar", "ser honesto" y "tratar a los demás con respeto", estas generan un debate y diferencias de opinión en cuanto a en qué medida son estas morales objetivas y universales, y cómo se deben interpretar y aplicar en diferentes situaciones. 

El problema que se presenta en esta alternativa, es el cómo podemos justificar o argumentar la capacidad de una persona para haber hecho una apreciación tan alta sobre la ética que le hayan llevado a completar su ser, ya que estamos hablando de alguien con la capacidad de disolver muchos de los debates existentes acerca de la moral, aparte de ser alguien que sabría mejor que nadie cómo es correcto actuar. La existencia de un sujeto con estas facultades no solo diluye debates, también crearía nuevos; ¿Existe la moral más allá del humano?, ¿Hay cosas buenas en sí mismas?, ¿Hay algún principio previo y posterior a la moral?, son algunas de las preguntas que podrían derivar de la supuesta existencia de una persona con una moral absoluta. 

Aunque este tercer tipo de completud es de hecho la que muchas corrientes filosóficas buscan alcanzar, afirmar de manera total que es posible llegar a una moral absoluta resulta más bien, una fantasía hecha para creer que existe algo que determina aquello que es bueno y malo en el universo. 

3) ¿Es factible enfrentarse a dichos compromisos? 

Aunque me gustaría poder defender que es factible enfrentarse a los compromisos epistémicos a los cuales se presentan las propuestas anteriores sobre completud que he presentado, todas tienen en común la característica de ser fantasiosas y tan solo seguir con esta línea de cosas que la humanidad ha imaginado en mundos ideales; moral absoluta, conocimiento universal y todas las experiencias posibles por vivir, son atributos que encontraremos principalmente en obras literarias cómo Un mundo feliz, Utopía, o hasta en algunas doctrinas filosóficas cómo El mundo de las Ideas de Platón. 

A parte de ser propuestas fantasiosas, los tipos de completud que se han mencionado ya son facultades otros autores han mencionado en otras obras de una índole mitológica; la única forma de conciliar estas tres formas de completud y colocarlas en un plano de lo “posible” sería únicamente concebible en una entidad superior similar a una deidad eterna parecida a la idea del dios judeocristiano, idea que realmente nos llevaría más bien a un debate acerca de los atributos divinos y de la existencia de un dios, y ya no sobre las facultades finitas de un humano. 

Es por esto que, aunque resulte interesante hacer un análisis acerca de nuevas posibilidades para entender una completud en un sentido teleológico y que no involucre la finitud, no hay forma fundamentada de sostener que es posible alcanzarlas. 

4) Una última alternativa 

Sostengo que no hay forma fundamentada de defender la existencia de una completud absoluta, no obstante, alrededor de mis lecturas al trabajo de Nicol, pude ver ciertos puntos similares al trabajo de Abert Camus, concretamente a sus planteamientos acerca del Absurdo nombrados en su libro “El mito de Sísifo”, por ello, me gustaría proponer una última alternativa para poder definir a una “completud” usando parte del pensamiento de Camus en conjunción con las filosofía de Nicol. A esta alternativa la nombraré cómo "completud absurda". 

4.1. El Absurdo de Camus sostiene que la vida carece de un significado objetivo y universal. Según Camus, la humanidad se enfrenta a una realidad en la que la vida no tiene un propósito último ni sentido trascendental. Esta idea puede generar una sensación de desesperación y desamparo. Para Camus, el hombre está condenado a la libertad, lo que significa que es libre de tomar decisiones y dar forma a su vida, pero esta libertad no le otorga un propósito o sentido trascendental. La vida, por lo tanto, es absurda en sí misma y carece de un significado inherente. Esta sensación de absurdo se intensifica a medida que la humanidad busca desesperadamente un significado y una finalidad en la vida. 

La respuesta de Camus a esta situación es una rebelión consciente contra el “Absurdo”. Esta rebelión no implica negar la existencia del “Absurdo”, sino aceptarlo y vivir una vida virtuosa, la rebelión implica encontrar un sentido en la lucha diaria, en las pequeñas cosas, en la creación de significado propio y la búsqueda de la felicidad. Por lo cual, podemos concluir que aquello que permite vivir de forma virtuosa, no es directamente el vivir con un sentido o un propósito, sino que el virtuoso será aquel acepta la existencia del absurdo, y aun con ello, vivir. 

4.2. Podemos observar que existe una fuerte relación entre lo que da origen a la vida vocacional y a lo que da origen al Absurdo, es por esta similitud que nace la propuesta de la "completud absurda", siendo el resultado de la búsqueda por lograr definir una completud, sin rechazar las definiciones de Nicol, y dadas las similitudes que podemos conciliar entre estos dos pensadores es que surge esta nueva definición. La relación entre la vida vocacional y el absurdo podemos encontrarla en pasajes del libro “La Vocación Humana” como el siguiente: 

La idea de "sentido" involucra la idea de fin. Lo humano es lo único en el orbe del ser que posee sentido. Pero ¿a qué fin puede conducir preocuparse siquiera por el problema de la verdad, por el ser del hombre y la articulación permanente de la historia, si de antemano sabemos que el único fin que no se altera es la muerte universal de la vida?

Es justamente nuestro conocimiento acerca de nuestra finitud como humanos lo que nos lleva a procurar nuestro ser y le da un sentido a nuestras vidas, a su vez, es nuestro conocimiento del Absurdo lo que nos permite darle un propósito a la vida, en ambos casos, el propósito está en alcanzar la plenitud y darle virtud a la vida desde nuestra finitud. 

4.3. La vida vocacional y el Absurdo no comparten únicamente un origen, en lo general, hay un puente entre ambos conceptos que los vincula de manera estrecha. En esta sección hablaré un poco más sobre los múltiples rasgos que comparten ambas filosofías. 

- La posibilidad de ser más y vencer la muerte y el tiempo: un ser humano que está constitucionalmente abierto carece de definición completa al ir produciendo su propio ser a lo largo de su vida, a diferencia de todos los demás seres que nacen siendo ya lo que son. 

- Liberación del sufrimiento: Al aceptar nuestra limitada condición humana, uno se libera de la búsqueda constante de un significado absoluto o de respuestas definitivas a las preguntas existenciales, esto puede ayudar a reducir el sufrimiento causado por la angustia y la ansiedad de tratar de encontrar un propósito trascendentalmente mayor en la vida. 

- Vivir en el presente: Al reconocer que la vida no tiene un significado objetivo más allá de lo que le atribuimos, se puede enfocar en vivir plenamente el momento presente. En lugar de preocuparse constantemente por el pasado o el futuro, se puede encontrar la felicidad y el significado en las experiencias cotidianas y en las relaciones con los demás, y eventualmente, construir un mejor futuro. 

- Ser libre: Podemos liberarnos de las restricciones y expectativas impuestas por la sociedad, la cultura o la religión, esto permite vivir de acuerdo con los propios valores y deseos auténticos, en lugar de conformarse con las normas y creencias establecidas. 

- Responsabilidad personal: Al vivir de forma virtuosa, se asume la responsabilidad personal de darle sentido y valor a la propia vida, esto puede llevar a una mayor autonomía y empoderamiento, ya que uno se convierte en el principal creador de su propio significado y propósito. 

- Disfrutar la experiencia humana: Se desarrolla una mejor apreciación de la belleza y la diversidad del mundo, así como por las experiencias humanas en todas sus formas. En lugar de buscar un sentido trascendental, uno puede encontrar significado en la maravilla de la existencia dentro de nuestra propia condición humana. 

III. Conclusión 

Podemos definir finalmente a la "completud absurda" como una propuesta para afirmar la existencia de una completud que sea perceptible y experimentable dentro de nuestra condición de finitud. 

Es la "completud absurda" una opción que consiste en poder percibirnos de forma particular como “completos” sin dejar de completarnos, de igual forma sin necesidad de referir a las formas de completud absolutas, ni enfrentarnos a sus compromisos epistémicos, dichos sean los mencionados en el apartado /2/. 

Es a partir de todas las lecturas e investigación hechas para poder proponer a la "completud absurda", que podemos darle una definición sólida, y concluir que la "completud absurda" puede ser buen un añadido a la filosofía de Eduardo Nicol, pero principalmente a su perspectiva sobre la incompletud, donde defiende que, es el conocimiento sobre la finitud y de la incapacidad que tenemos para completarnos de forma absoluta lo que nos permite seguir “complementando a nuestro ser”. 

Sin embargo, al hablar de "completud absurda", se abre la posibilidad de estar completo sin tener que hablar en términos de perfección y absolutos, ya que este proceso de absurdismo viene acompañado de la presencia de virtud tras darle un sentido y un por qué a nuestra vida, un porqué que reside en el crecimiento personal y en la búsqueda de libertad. Por otra parte, la virtud que nos brinda este absurdo podemos entenderla como una armonía con nuestro ser y la vida vocacional, es esta capacidad que tenemos para alcanzar la virtud la que nos hace poder estar completos; entonces, es nuestro conocimiento sobre nuestra incapacidad para completarnos y aun así vivir la virtud de la completud, e ir más allá de nuestra condición finita, la que hemos nombrado "completud absurda". 

Resumen

En este ensayo se explora las ideas de Eduardo Nicol y Albert Camus sobre la naturaleza de la existencia humana, centrándose en el concepto de "completud" y su relación con el absurdo de la vida. El autor, Edgar Quetzalcoatl De la Cruz Medina, analiza la idea de que la vida humana, al ser finita, no puede alcanzar una completud absoluta. Inspirado en Nicol, sugiere que la vida es un proceso continuo de autoformación, donde las posibilidades vitales son infinitas y el ser humano nunca se completa plenamente.

La discusión se amplía utilizando conceptos de Camus, especialmente el "absurdo", la idea de que la vida carece de un significado trascendental. El autor propone una nueva definición de completud, la "completud absurda", que permite a las personas sentirse completas dentro de su finitud, aceptando la falta de un sentido último pero encontrando virtud en la vida cotidiana.

Bibliografía
Eduardo Nicol. (1953). La Vocación Humana, (Primera edición). Lecturas Mexicanas.
Albert Camus. (1945). El Mito de Sísifo, (Tercera edición). Losada Buenos Aires.